La falta de baños en la Ferias Artesanales de Interés
Turístico
En el año 1972 la Feria Hippie de Plaza Francia se
armaba en lo alto de la barranca al pie de la terraza del Asilo de
Ancianos. Los viejos asomados en el balcón y el playón de asfalto
resquebrajado cubierto en parte con los paños multicolores de los
hippies que realizaban ahí mismo sus orfebrerías y talabarterías,
formaban el paisaje de esa feria tan llamativa por lo novedosa.
Luego para poder instalarse allí hizo falta tener un
permiso que otorgaba el Arq. Peña desde el Museo de la Ciudad previa
fiscalización de los objetos producidos. Posteriormente al año 1972 las
ferias desaparecieron o las hicieron desaparecer y se volvieron a abrir
en el año 1983. La entonces Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires
las bautizó con el nombre de Ferias de Interés Turístico.
Las ferias ubicadas en Belgrano enfrente de la
Iglesia Redonda, en Parque Lezama, en Plaza Intendente Alvear, en la
Plaza Houssay, en Caminito y en otros lugares que se fueron agregando
estaban y están integradas por artesanos que tienen un permiso del
Gobierno de la Ciudad, tienen que armar los puestos todos los fines de
semana y feriados, pasa un inspector tomando lista de asistencia, los
fiscales controlan que la mercadería ofrecida mantenga la condición de
pieza ejecutada en forma artesanal, hay que ir los días de frío y de
calor, pasarse el día abrigado o bajo el toldo, llevarse la vianda y
almorzar a la intemperie. Cada feria tiene sus características,
topográficas, de rubros y de paisaje circundante .Pero si hay algo que
unifica mal a todas las ferias es que no tienen baño. Entonces todos los
componentes de una feria, alrededor de 400 personas, depende de la
voluntad de los negocios de los alrededores, que aún cuando estén
obligados por ley a permitir el uso de los baños, hacen todo lo posible
por impedir el libre acceso a los mismos.
Pese a que las ferias comenzaron a funcionar en el
año 1983 en forma normalizada bajo la administración municipal, han
pasado 23 años y el gobierno no ha podido brindar a los artesanos ni a
los visitantes con baños más o menos pasables y limpios, cosa que sí han
podido hacer las estaciones de servicio que históricamente eran siempre
un asco. Se propone, entonces, que en las plazas donde funciones ferias
de interés turístico haya una construcción con dos baños para hombres y
mujeres y un pequeño office con anafe. Los gastos de construcción
correrían por cuenta del gobierno y el mantenimiento y limpieza del
lugar estaría a cargo de cada feria. Así las Ferias de Interés Turístico
serían sanitariamente independientes, ofreciendo un lugar de trabajo
digno y con comodidades para los feriantes, porque los feriantes también
son Vecinos de la Ciudad de Buenos Aires. |