CRONICA Fuimos a la Noche
de las Librerías
Son las 21 hs del
jueves 29 de marzo de 2007. Luego de un breve recorrido en el subte D, salgo a
la superficie por la boca de subte de la calle Lavalle al 1200 en un borde de
Plaza Lavalle, frente al palacio de los Tribunales. A diferencia del horario de
los abogados, ahora está casi desierto a no ser por una fila de personas,
alrededor de 50, que esperan ser alimentados desde la parte posterior de una
camioneta blanca allí estacionada.
Camino por Lavalle
hacia Uruguay y por esta llego a Corrientes. Allí mirando hacia el oeste, está
armado un escenario “transformer”, ya que se trata de una caja que se abre y
arma en sí misma, como si fuera un puesto de diarios pero que ocupa casi todo el
ancho de la calzada de la avenida. En los laterales han dispuesto vallas
metálicas verdes, no aptas para ese lugar, ya que las patas sobresalen hacia la
zona de vereda transitable llevándose puesto a más de un visitante, más
interesado por presenciar la movida literaria que por andar mirando el suelo.
Pasada la zona del
escenario me dirijo hacia Callao, la otra punta de la Fiesta. En uno de los
varios stands informativos que ha dispuesto el gobierno me dan un folleto con
las actividades, horarios y planito de la muestra. En el medio de la avenida
Corrientes se han armado juegos de living de color blanco compuestos por un
sillón de tres cuerpos , dos o tres de uno y varios pufs cuadrados rodeando una
mesita ratona. Al principio pienso que cada una de las “islas living” está
dispuesta para algunos encuentros con escritores, pero no. Son zonas de descanso
y están atestadas, así como la cantidad impresionante de gente que se desplaza
por la calle. Parece extraño estar caminando por la avenida Corrientes
momentáneamente devenida en “peatonal”. Los personajes zancudos sólo están cerca
del escenario en número de 10 y no se sabe muy bien para qué están, aunque le
dan un aspecto cirquero a la muestra y siempre llaman la atención por lo difícil
que parece mantenerse a 2 metros del suelo parado sobre 2 palos.
Están repartiendo unas
bebidas por una promoción y si bien me pongo en la fila al faltar unos cinco
lugares, se acaban, los promotores desaparecen y me quedo con una sed que antes
no tenía.
Entre las actividades
que se desarrollan en el Espacio Calle, la única que me agrada es la de “Eloísa
Cartonera”, ya que mientras en los demás stands solamente están vendiendo
libros, en “Eloísa…”, además, están haciéndolos ahí mismo delante de la vista de
quien se quiera acercar. Nos cuentan que a partir de un stencil, cada una de las
tapas de los libros es distinta a otra, o sea que no hay dos tapas iguales, ya
que utilizan cartón de cajas usadas y cada una de las tapas las pintan a mano
personas distintas que eligen los colores y le dan la terminación a partir de la
inspiración del momento.
Ahora, me dirijo hacia
Ghandi, denominado alternativamente en el programa como Bar o Auditorio Bar. En
la puerta, entre una multitud, Elvio Vitali va y viene dirigiendo personalmente
el traslado del auditorio a la vereda y parte de la calle, ocupándose de que la
multitud que se ha acercado a escuchar a la actriz Cristina Benegas, se halle
tan cómoda allí como dentro del auditorio. Así se han dispuesto mesas y sillas y
se cuenta con micrófono y parlantes de excelente alcance. Luego de escuchar
interpretar a Gelman, quiero ver también al escritor y periodista Tom Lupo que
también estaba a las 21.30hs. Allí, transpuesta la puerta del Bar La Opera me
quedo de pie ya que el gran salón se halla lleno de punta a punta. La agradable
voz de Lupo, también con buen micrófono, comenta y luego interpreta Poesía
mientras se va cambiando la música de fondo acorde al tema. Visto de lejos con
mis anteojos mayores de 50 años, lo veo muy parecido a Walter Matheau con veinte
años menos. Una poesía que refiere a “ondulantes sombreros…” queda flotando como
“string” para buscar su texto completo en Google. Lorca también está presente “a
las cinco de la tarde…”.
Mientras dentro del
perímetro la primera edición de la Noche de las Librerías era una fiesta, los
automovilistas y pasajeros de colectivos que circulando por Corrientes llegaban
a Callao, eran obligados a desviarse hacia el norte. El nivel de furia, fácil de
adivinar, demostraba la aversión de algunos hacia la literatura en particular o
hacia las expresiones culturales en general, ya que dónde más que allí, donde
están las librerías, un día jueves y en hora pico podría haberse realizarse esta
fiesta? Quizás, hubieran deseado ser alertados varias cuadras antes de llegar a
este cruce para poder desviar en forma ordenada por varias otras calles
posibles?
Nos vamos desandando
camino de vuelta hacia el escenario y al pasar, nos tomamos un cafecito en el
Bar La Paz, donde a las 20hs. entre editores, escritores, músicos, actores y
libreros, el jefe de gobierno Jorge Telerman había inaugurado la primera edición
de la Noche de las Librerías.
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