Las calles céntricas de la Ciudad
tienen un ancho que permitiría pasar a tres autos o a dos
colectivos pero como una minoría de vecinos acostumbra estacionar
donde quiere en lugar de donde se puede, entonces la velocidad del
tránsito se lentifica considerablemente. Esta situación se
manifiesta en forma considerable en las calles por donde pasan las
líneas de colectivos.
Cuando hay un vehículo estacionado,
sólo puede pasar un colectivo, entonces todos los que vienen
detrás deben aguardar algún momento propicio para poder
adelantarse. Esto que parece una cosa muy fácil de solucionar no lo
es tanto ya que aún cuando van pasando los años sigue de la misma
manera. Esto demuestra que no ha sido didáctico el sistema de llevarse los autos
con la grúa ni la guardia urbana ni las campañas de educación vial en tal sentido.
Respecto de las campañas de
educación vial decimos que no sirven porque los vecinos siguen
estacionando donde quieren, molestando a todos los demás. Ya no
sirve tomar un taxi para llegar más rápido, ya que este debe
circular detrás del colectivo buena parte de su recorrido porque no
hay forma de pasarlo.
Este aspecto que se podría
considerar banal y producir el comentario "que espere igual que
el resto", se convierte en una posibilidad de no llegar a
sobrevivir en el caso en que uno en lugar de estar cómodamente
sentado en el asiento posterior de un taxi, esté acostado en la
parte posterior de una ambulancia con destino al hospital. En este
caso si bien la ambulancia tiene prioridad de paso y una sirena para
ser advertida de lejos, aún cuando un conductor desee cumplir y
apartarse para ceder el paso, no tiene forma de hacerlo.Así,
estacionar en cualquier lado es signo de egoísmo y falta de
urbanidad.