Castigue a los usuarios
Termina hoy una nueva semana de castigo para los
usuarios de la línea D de subterráneo que consiste en aguardar el
horario pico de la tarde y dejar un solo boletero en la estación
Catedral con lo cual se logra formar una fila bastante larga de
usuarios que deben comprar su ticket para poder pasar los molinetes
y acceder al andén.
La segunda parte del castigo consiste en que las
formaciones de subte tengan una frecuencia aleatoria, jamás acorde
con la anunciada en los televisores que penden del techo a lo largo
del andén. Así se consigue que el andén se llene de pasajeros que
se matan por subir a la formación cuando esta llega, sabiendo que
tendrán que esperar una eternidad si dejan pasar esos coches.
Parecería que en este horario hubiera uno o dos
subtes nada más que van por cada via en cada dirección. Es
necesario decir que el castigo está bien pensado ya que los
usuarios se muestran bastante molestos con esta situación diaria.
La tercera parte del castigo que ya no se limita a
un día en particular de la semana sino que es permanente dado la
conformación de los coches y es que no hay de donde agarrarse. No
ya en la zona de las puertas donde se reúnen por lo menos veinte o
treinta personas en situación de apretujamiento, sino en la zona de
los pasillos ya que los caños están muy cercanos a las ventanillas
y la gente que viaja justo en el centro del vagón si no es lo
suficientemente alta como para ser granadero o integrante de un
equipo de baloncesto queda a la deriva. Impensable lo que pasaría
en un caso de frenada brusca.
Luego en la superficie la guardia ciudadana nos
recrimina por no usar el cinturón de seguridad, y en el subte que
dios nos ayude. Podríamos apelar a una corte de derechos humanos
por viajar mal todos los días? Obviamente la solución no es
sencilla. Confiamos en que el desarrollo de la ciencia y la
tecnología permita encontrar la solución en las próximas
décadas.
9 de junio de 2006
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