17 de abril de 2006
Drugstore y boletería: teníamos dos soluciones y
ahora tenemos un problema
Estamos en una estación de subterráneo esperando
en fila para adquirir el subtepass, actual nombre del antiguo
cospel, que nos habilita para realizar un viaje en subterráneo.
Desde esta fila se ve, más allá de la línea de
molinetes el andén y el subte pasante. En este momento en que me
pongo en la fila hay un subte en la estación y delante de mí hay 10
personas.
El subte se va.
La fila avanza lentamente pese a no ser tanta la
cantidad de gente. Está llegando otro subte a la estación.
El subte se va.
Al ir acercándome a la boletería veo que esta
tiene unos carteles que señalan: "boletería", "drugstore",
"golosinas"… Una señora decide sobre la marca de gaseosa que va a
comprar, mientras un niño cambia varias veces de preferencia sobre
el modelo de chupetín…
El subte se va.
Me faltan sólo cuatro posiciones para alcanzar mi
única pretensión de adquirir una tarjeta para poder tomar alguno de
los subtes… Se escuchan los frenos de otro subte que llega… La
persona que compra su pasaje y un paquete de pastillas en este
momento está con el cuerpo volcado como una marioneta sin hilos,
sobre la bandeja de golosinas tratando de alcanzar su vuelto. La
persona siguiente que afortunadamente para el resto sólo quería un
boleto no llega con comodidad a la bandejita plana que oficia de
monedero, el dorso de su mano choca en el canto del mostrador y sus
monedas se desparraman como una lluvia.
El subte se va.
Con el pensamiento típico de "la paja en el ojo
ajeno" llego triunfal a enfrentar al boletero pensando: -Yo que soy
alto y tengo el brazo largo, llegaré con comodidad al monedero. Pero
no es así la historia porque el brazo si bien más largo está
articulado en un hombro más alto… Y tampoco llego al monedero sino
haciendo un movimiento poco elegante que me deja en una pose
grotesca… y encima perdí 4 subtes!
Esta historia verídica que se repite con todas las
variantes molestas, cientos de veces por día, es algo que no
merecemos. Ya se había inventado y optimizado "la boletería" y "el
kiosco".
Quien haya decidido molestar diariamente a la
Sociedad Porteña adrede, unificando ambos elementos, merece al
menos nuestro repudio, máxime no habiendo optimizado el diseño para
que su utilización tuviera al menos en cuenta, las características
ergonométricas de los usuarios.
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